viernes, 22 de junio de 2012

Quiero despertar de esta pesadilla


Quiero  despertar de esta pesadilla
Primera Parte
Enero 5 de 1992
Después de 12 días de vacaciones estamos de regreso en el batallón, sin embargo existe una extraña sensación en el ambiente, misma que se refleja en los rostros de todo el grupo, supongo que se debe a que pocos días antes de salir a vacaciones  mi capitán Ordoñez comandante de la compañía, repentinamente fue trasladado a otra unidad y en su remplazo llego un teniente de apellido Nuño, solo estuvo un par de días con nosotros pero fueron suficientes para dejarnos en claro  que las cosas tomaran un rumbo muy diferente con él al mando de la compañía, es un hombre muy, muy delgado, con una gran voz que intimida e infunde respeto, luce imponente dentro de su uniforme impecable y se sabe que cuenta con un largo expediente manchado por malas conductas entre ellas abuso de autoridad y maltrato al personal de soldados, razón por la que se le ha negado el acenso a capitán.
En la plaza de armas se han formado pequeños grupos de soldados la mayoría para hablar de lo que pasara en adelante debido al cambio de comandante.

"Cachipay", "el flaco" y yo preferimos hablar de lo fabulosas que fueron las vacaciones, pero la repentina presencia del Cabo Nieto pone un alto a las conversaciones, el cabo se dirige a los dragoneantes y les ordena formar la compañía para contar el personal y saber si estamos todos los que conformamos la compañía o si falta alguien, los dragoneantes se apresuran a cumplir la orden y en cuestión de minutos la compañía está formada, los dragoneantes luego de habernos contado entregan el resultado del conteo al cabo Nieto, aún faltan 18 soldados por incorporarse a la compañía pero queda una hora del tiempo límite así que debemos esperar un poco, pero un murmullo se extiende por toda la formación y todas las miradas se vuelven hacia atrás y hacia un mismo objetivo que no es otro que un militar que camina con paso firme y decidido hacia nosotros, si, es él, mi teniente Nuño en persona, los soldados comentan en susurro y es fácil adivinar que su presencia causa en nosotros una inquietante sensación, esa misma sensación que algunos seres logramos percibir poco antes de que suceda una tragedia, es como si este hombre, flaco en exceso y de mirada desafiante, trajera tras de sí una nube negra que oscurece nuestro futuro y presagia el comienzo de algo infernal. Ya frente a nosotros mi teniente Nuño, reúne al personal de oficiales y suboficiales les  imparte algunas  órdenes y les pone muy en claro cuáles son sus políticas y algo me dice que las cosas se pondrán muy, muy difíciles y más pronto de lo que yo imagino………………

Continuara 

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