domingo, 11 de noviembre de 2012


QUIERO DESPERTAR  DE ESTA PESADILLA.
SEGUNDA PARTE
Enero 1992
Solo han pasado unos cuantos días desde que regresamos de las vacaciones y mis temores ya se han confirmado el teniente Nuño  es intolerable, sus políticas de mando son inflexibles  y sus órdenes deben ser cumplidas en el acto y al pie de la letra so pena de sufrir las consecuencias, empiezo a arrepentirme de estar aquí, en el poco tiempo que tenemos libre él se convierte en el tema de toda conversación a nadie le gusta la severidad con que nos trata.

Es la mañana del lunes 13 de enero, el suboficial que se encuentra de servicio parece agitado y nos ordena formar rápidamente, mientras formamos  los demás oficiales y suboficiales de la compañía comienzan a llegar  con igual agitación y totalmente equipados,  pareciera que se trata de una situación de emergencia, como siempre una oleada de murmullos se apoderan de la formación  todos queremos saber que pasa pero toda conversación termina en la misma pregunta y sin una respuesta.

Pronto un oficial recién graduado y de grado subteniente llega para recibir el parte de la compañía, "el parte es la acción en la que el oficial o suboficial de menor rango forma a cualquier grupo de militares, revisa que todo esté bien y reporta  cualquier novedad al  oficial o suboficial de mayor rango o mayor antigüedad " el oficial recibe el parte y se dirige a nosotros para informarnos que a partir del momento estamos  en acuartelamiento de primer grado, es decir que debemos estar preparados para ser enviados a la zona de combate en cualquier momento y que pasaremos los próximos 15 meses en medio de la selva combatiendo con la guerrilla. Esta vez no hay murmullos en la formación por el contrario todos nos hemos quedado en un silencio casi sepulcral.




una extraña sensación se apodera de mi mente y entonces pienso, que durante estos tres meses me han entrenado y preparado para la guerra, he sido humillado y he comido mierda para poder llegar hasta aquí, para convertirme en soldado e ir al combate pero ahora me doy cuenta que en realidad nunca pensé en las consecuencias de haber  venido al servicio militar y acabo  de estrellarme de frente con una realidad que honestamente me aterra, una realidad que pronto me llevara a un terreno desconocido pero ya no será para un entrenamiento sino para vivir una  guerra, una guerra en la que las balas son de verdad, balas que hieren y también matan, estaré allí  para perseguir y matar a personas que ni siquiera conozco y que estoy seguro que tampoco me conocen a mí, personas que quizás igual que yo tienen familia y sueños que aunque parezcan imposibles son sus sueños al igual que mis sueños son míos.


Una gran agitación entre los soldados interrumpe mis pensamientos y la causa de dicha agitación  es mi teniente Nuño que se aproxima y muy furioso grita " que están esperando, que su madre venga  a ayudarles a empacar?  Voy a contar hasta diez y espero que cuando termine todos estén aquí equipados y armados………  reclutas mal olientes" termino diciendo el furioso oficial, luego empezó a contar  y todos corrimos en busca de nuestros equipos y las armas, pero mientras empacaba mi mente no dejaba de darle vueltas al asunto, como quisiera en este momento poder devolverme tres meses en el tiempo y cambiar de decisión porque hay una voz en mi interior que me dice que mis manos no son para matar sino una herramienta para luchar por mis sueños, una voz que me dice que yo no nací para ser héroe  y tampoco quiero serlo, solo quiero  regresar a casa y seguir persiguiendo esos sueños, porque aquí con lo único que podre soñar cada noche es con estar vivo al amanecer y sobrevivir durante el día en una guerra que yo no comencé y que no  puedo terminar  porque esta  guerra que no es mía.

Continuara 

viernes, 22 de junio de 2012

Quiero despertar de esta pesadilla


Quiero  despertar de esta pesadilla
Primera Parte
Enero 5 de 1992
Después de 12 días de vacaciones estamos de regreso en el batallón, sin embargo existe una extraña sensación en el ambiente, misma que se refleja en los rostros de todo el grupo, supongo que se debe a que pocos días antes de salir a vacaciones  mi capitán Ordoñez comandante de la compañía, repentinamente fue trasladado a otra unidad y en su remplazo llego un teniente de apellido Nuño, solo estuvo un par de días con nosotros pero fueron suficientes para dejarnos en claro  que las cosas tomaran un rumbo muy diferente con él al mando de la compañía, es un hombre muy, muy delgado, con una gran voz que intimida e infunde respeto, luce imponente dentro de su uniforme impecable y se sabe que cuenta con un largo expediente manchado por malas conductas entre ellas abuso de autoridad y maltrato al personal de soldados, razón por la que se le ha negado el acenso a capitán.
En la plaza de armas se han formado pequeños grupos de soldados la mayoría para hablar de lo que pasara en adelante debido al cambio de comandante.

"Cachipay", "el flaco" y yo preferimos hablar de lo fabulosas que fueron las vacaciones, pero la repentina presencia del Cabo Nieto pone un alto a las conversaciones, el cabo se dirige a los dragoneantes y les ordena formar la compañía para contar el personal y saber si estamos todos los que conformamos la compañía o si falta alguien, los dragoneantes se apresuran a cumplir la orden y en cuestión de minutos la compañía está formada, los dragoneantes luego de habernos contado entregan el resultado del conteo al cabo Nieto, aún faltan 18 soldados por incorporarse a la compañía pero queda una hora del tiempo límite así que debemos esperar un poco, pero un murmullo se extiende por toda la formación y todas las miradas se vuelven hacia atrás y hacia un mismo objetivo que no es otro que un militar que camina con paso firme y decidido hacia nosotros, si, es él, mi teniente Nuño en persona, los soldados comentan en susurro y es fácil adivinar que su presencia causa en nosotros una inquietante sensación, esa misma sensación que algunos seres logramos percibir poco antes de que suceda una tragedia, es como si este hombre, flaco en exceso y de mirada desafiante, trajera tras de sí una nube negra que oscurece nuestro futuro y presagia el comienzo de algo infernal. Ya frente a nosotros mi teniente Nuño, reúne al personal de oficiales y suboficiales les  imparte algunas  órdenes y les pone muy en claro cuáles son sus políticas y algo me dice que las cosas se pondrán muy, muy difíciles y más pronto de lo que yo imagino………………

Continuara 

martes, 17 de enero de 2012

Tres Meses De Mierda Parte Final

Los días han transcurrido en medio de entrenamientos que cada vez son más y más duros, algunos de mis compañeros han llegado a perder el conocimiento debido a las largas jornadas y lo riguroso de los mismos, otros han sufrido accidentes como el soldado a quien apodan el abuelo y quien estuvo a punto de perder su ojo izquierdo durante un ejercicio de tiro, después de que al efectuar un disparo, su fusil, debido al retroceso que produce el disparo, lo golpeara en su ojo, causándole heridas en su pómulo y en la  ceja, esto en lado izquierdo de su rostro y provocando que su ojo en su interior se hiciera  rojo como si sangrara  internamente, su rostro  se inflamo y sangro mucho. Por mi parte yo también sufrí el embate del intenso calor y la inclemencia del sol y fui a parar a la enfermería por varias horas víctima de un insoportable dolor en mi cabeza, que incluso me llevo a sufrir convulsiones por lo que me practicaron varios exámenes médicos sin resultados alarmantes. La comida ya no es mala, realmente es pésima, pero supongo que llegare a acostumbrarme a ella.
El cabo Nieto hizo algunos intentos más tratando de dominar mi ímpetu sin lograrlo, la última vez  que lo intento fue un verdadero fracaso para él, en esa ocasión me mantuvo despierto gran parte de la noche haciendo toda clase de ejercicios con el fin de agotarme, pero los hice con tanta paciencia y de tal modo, que nunca llegue a sentirme realmente cansado, al final su frustración fue tal que se dirigió al dormitorio y regreso con una regla  de madera en su mano, yo supe de inmediato que sus intenciones no eran buenas así que rápidamente tome un par de piedras del suelo, pero el cabo se detuvo al ver mi acción. Yo estaba decidido a responder a cualquier ataque y creo que él lo entendió así, me miro vacilante por unos segundos y luego me dio la orden de ir al dormitorio. Yo estaba totalmente empapado en sudor pero no se me permitió bañarme, me cambie la ropa interior y espere a que el sudor se secara en mi cuerpo para luego acostarme y dormir menos de una hora que faltaba para que dieran la orden de levantarnos, lo cual efectivamente sucedió muy poco tiempo después cuando un dragoneante  exclamo:
"ponerse de pie la compañía
, pero, yo no solo me sentía cansado sino que lucía como tal, lo cual me sirvió para maquinar una brillante idea, ya que unos minutos después de que se diera la orden de levantarnos, me dirigí a uno de los dragoneantes y me fingí enfermo, el dragoneante dio aviso casi de inmediato al oficial de servicio de grado teniente y este último ordeno mi traslado al dispensario médico. Allí hice un gran papel fingiendo dolor en todo mi cuerpo y agregue que había estado vomitando durante la noche por lo que el médico me receto algunas medicinas para el dolor, ordeno 3 días en reposo y que regresara si persistían los síntomas, eso fue más de lo que yo mismo esperaba pues durante tres días fui intocable y me dedique a descansar. Eso ocurrió hace una semana, pero ahora estamos a solo unos días del juramento ante la bandera y los ensayos para la ceremonia se extienden casi siempre hasta la una de la madrugada, mi Mayor Rodríguez  encargado del entrenamiento de los tres batallones de reclutas de esta división es muy exigente y quiere que la coordinación en cada movimiento durante la ceremonia sea perfecto.
La ceremonia será el 7 de diciembre en la villa olímpica de la ciudad y se espera la asistencia de todos nuestros familiares ya que cuando haya concluido la ceremonia nos podremos marchar con ellos  a casa y disfrutar de 12 días de vacaciones para luego regresar y ser enviados a diferentes zonas a enfrentar a la guerrilla, ya desde un escenario real y poniendo en práctica todo lo que hemos aprendido a lo largo de estos tres meses.
Viernes 7 de diciembre 1991
Después de una semana muy dura en la cual nos dedicamos única y exclusivamente a  ensayar para la gran ceremonia de juramento de bandera hoy por fin se llevara a cabo la ceremonia. Son las 4 de la madrugada, hace ya más de una hora que nos levantamos para perfeccionar nuestra presentación personal las botas, los uniformes y las hebillas lucen gran pulcritud e impecables, los oficiales y dragoneantes han revisado que todos estemos perfectamente rasurados, todo esto debido a que al acto asistirán un gran número de personalidades y jerarcas de la ciudad, entre ellos el gobernador y el alcalde. Todo parece estar listo y en orden, ahora nos dirigimos al comedor, pero por primera vez desde que estoy aquí lo estamos haciendo en relativa calma, sin correr, sin que nadie se preocupe por tomarnos el tiempo, no sé porque pero se respira un ambiente diferente, las peleas entre nosotros quedaron atrás, ahora somos unidos, somos un grupo, somos una unidad de combate, la disciplina se hace evidente en todo lo que hacemos y hoy es buen día para demostrarlo. En el comedor todo es alegría y camaradería, mientras a lo lejos por la entrada principal, un grupo de camiones hace su ingreso y se dirigen a la plaza de armas frente al comedor, son los vehículos que nos trasportaran hasta la villa olímpica. Ahora hay un poco de prisa, los oficiales no lo hacen saber indicándonos que debemos prepararnos para embarcar. En tan solo unos minutos estamos desembarcando en la villa olímpica, hermosa por cierto, un último ensayo que termina a las diez de la mañana y ya estamos listos para dar inicio a la ceremonia, mientras lentamente los primeros espectadores hacen su ingreso para ver el espectáculo, pronto el lugar está totalmente lleno. Los altos mandos y personalidades se ubican en una tarima en la parte baja. Mi Mayor Rodríguez encargado del entrenamiento toma el micrófono y después de una corta alocución da la orden y se inicia el desfile dando comienzo así a la ceremonia, las compañías de soldados divididas en varios bloques vamos marchando al compás de la banda militar, es un momento realmente emocionante, me siento muy orgulloso de estar aquí.
Mientras tanto los espectadores se han puesto de pie y observan con atención. El primer bloque de soldados está pasando frente a la tarima de los altos mandos y con perfecta coordinación giran sus cabezas hacia la derecha y saludan, saludo que es correspondido por los altos mandos que también permanecen de pie, los demás bloques uno a uno ejecutan la misma maniobra y todos vamos regresando a la posición que teníamos al inicio de la ceremonia.
Después de las alocuciones de algunos militares y del gobernador; por fin
llega el momento más esperado el juramento ante la bandera, mi Mayor Rodríguez toma el micrófono y pregunta:
‟¿Soldados juráis ante dios y ante esta bandera, defender la patria en acción de guerra o en alguna otra ocasión”   a una sola voz todos respondemos:
“Si juro”.
”Si así lo hicieres dios y la patria os lo premien, sino él y ella os condenen“    
concluyo mi Mayor Rodríguez al mismo tiempo que tres detonaciones controladas retumbaban en la villa olímpica, dando así por finalizada la ceremonia. Mi Mayor Rodríguez indica a través del micrófono que debemos embarcar en los camiones para dirigirnos al batallón y que allí nos reuniremos con nuestros familiares, para luego partir con ellos a casa a disfrutar de 12 días de descanso, es así como unos minutos después estamos de nuevo en el batallón y formados frente a la tarima de la plaza de armas. Mi Mayor Rodríguez ha llegado antes y nos espera parado sobre la tarima, una vez formados  nos dice: Soldados les tengo dos noticias una buena y una mala ¿cuál quieren escuchar primero?”  “La mala mi Mayor “contestamos la mayoría; "bien, prosiguió mi Mayor Rodríguez, la mala noticia es que no podrán irse a sus casas hoy
, un silencio casi sepulcral se extendió por toda la formación y luego todo fue murmullos.
 Una sensación de frustración se apodero de mí, el tiempo se había convertido en una eternidad esperando este día y ahora todo se esfuma, pero la voz de mi Mayor Rodríguez interrumpe mis pensamientos;
"silencio soldados ahora les daré la buena noticia, la ceremonia fue todo un éxito y como premio se ha decidido que no irán a sus casas hoy 7 de diciembre sino que esperaran hasta el día 23 cuando podrán marcharse y pasar navidad y año nuevo con sus familias, yo ya he hablado con ellos y están de acuerdo, ahora podrán disfrutar del resto de la tarde con sus familias
. Concluyo el oficial con una sonrisa de satisfacción en su rostro al mismo tiempo que se retiraba del lugar.
Ahora en la formación todo es felicidad porque pasar la navidad en casa no estaba en los planes de ninguno de nosotros, los familiares han empezado a ingresar y yo espero con ansiedad porque aún no se si alguien de mi familia vino el día de hoy, pero no tengo que esperar mucho, pronto puedo divisar a lo lejos a la mamá
"del flaco
₺ y junto a ella a paso lento camina mi padre, saber que estuvo allí viendo la ceremonia ahora me hace sentir un orgullo que no puedo describir, creo que es una manera grandiosa de terminar esta etapa del servicio militar colombiano al que todos llaman los tres meses de mierda.
No sé lo que me espera de ahora en adelante pero estoy seguro que si logre resistir esto, podre resistir cualquier otra cosa.

Continuara……………

Próximo capitulo
QUIERO DESPERTAR DE ESTA PESADILLA!!!!

lunes, 21 de noviembre de 2011

Tres Meses de Mierda Parte # 2

Entrega de armas
Lo bueno o lo rescatable de mi pelea con el soldado Pajuelo es que ahora somos muy Buenos amigos, eso es algo muy común en esta compañía los soldados nos peleamos y luego surge una buena amistad.
El entrenamiento continua pero ahora tengo algunas dificultades porque un suboficial con el grado de Cabo a jurado que me hará desertar de las filas del ejército, esto porque siempre encuentro la manera de no cumplir sus órdenes, al menos no como el desea que las cumpla, por esta razón no desaprovecha cualquier oportunidad para castigarme con severidad, el ultimo castigo lo sufrí ayer, luego del almuerzo, pues después de una mañana de intenso entrenamiento físico las botas de todos nosotros lucían sucias y sin brillo, pero el Cabo cuyo apellido es Nieto, solo se fijó en mis botas y uso el hecho como excusa para castigarme, empezó por ordenarme que me acostara en el piso y que girara rápidamente sobre mi cuerpo, esto con el fin de hacerme vomitar el almuerzo, al ver que no lograba su misión decidió aplicarme un castigo al que llaman suplicio chino, que consiste en agacharse sin doblar las rodillas hasta  poner la cabeza sobre el piso luego las manos van a la espalda y el cuerpo queda sostenido sobre la puntita de los pies y sobre la cabeza, en cuestión de poco tiempo según los conocedores del tema, esto provoca que la sangre baje y se acumule en la cabeza, produciendo un gran dolor y la sensación de que la cabeza estallara. Y no están tan lejos de la realidad, porque al poco tiempo de estar en esa posición mi cabeza se ve sometida a una gran presión, acompañada de un intenso dolor. El castigo dura hasta que el soldado humillado y devastado se rinda ante su verdugo, pero mi orgullo no me permite rendirme tan fácil y menos humillarme ante otro ser humano, por eso a pesar del dolor que era insoportable  logre resistir y fue el sonido de la corneta indicando que era hora de pasar al comedor, la que al  final puso fin a mi duro castigo, al escucharla el Cabo Nieto ordeno
: póngase de pie recluta, todos vallan por sus platos y formen frente al comedor, yo aun permanecía en el piso esta vez de rodillas, desde esa posición supe que si me ponía en pie caería porque estaba mareado, mi cabeza parecía ser tres veces más grande de lo normal, al menos así lo sentía yo. Antes de retirarse el cabo lanzo una última mirada sobre mí y lanzo una nueva amenaza: yo le voy a quitar ese orgullito marica, me escuchó recluta hijueputa? Termino diciendo y se marchó en dirección al comedor de tropa. Luego de un tiempo me pude poner en pie, pero no fui a comer, el dolor en mi cabeza era insoportable y sabía que iba a necesitar una Aspirina o algún otro medicamento para calmarlo y así fue, con la ayuda del dragoneante Bermeo pude acudir al dispensario médico y allí me proporcionaron medicina contra el dolor.
Eso fue lo que ocurrió ayer por eso desde hoy voy a tratar de andarme con mucho cuidado para no tener más encuentros de este tipo con este Cabo de mierda.

Jueves 7 de noviembre 4 de la mañana. Han pasado varios días desde el último incidente con el cabo y por fortuna no ha habido más, hoy es el día que todos hemos esperado con mucha ansiedad, hoy por fin será la ceremonia de entrega de armas, por eso nos hemos levantado más temprano que de costumbre para darle brillo a las botas y preparar el uniforme, las visitas están autorizadas pero mi familia no vendrá es una situación difícil para ellos y para mí, pero lo entiendo y agradezco el apoyo que me brindan desde casa, los dragoneantes nos ayudan con los últimos detalles ellos también están entusiastas. Todo está listo, pasaremos al comedor para desayunar.
La ceremonia es a las 11 de la mañana pero antes haremos algunos ensayos, hay mucha alegría entre nosotros hoy concluye una gran etapa y solo nos restara un mes más de mierda que habrá terminado cuando hagamos el juramento ante la bandera, entonces dejaremos de ser reclutas para convertirnos en soldados, verdaderos soldados de Colombia. Una gran voz a través de un micrófono nos indica que debemos formar y prepararnos porque va a dar inicio la ceremonia, una gran multitud de personas vestidas con ropas de civil se aproximan a la gran plaza, se trata de familiares y amigos de mis compañeros reclutas, resulta difícil distinguir entre la multitud quien es quien. La ceremonia da inicio con una breve alocución de mi coronel el comandante del batallón Serviez, que luego da paso a la marcha, es algo realmente emocionante estamos marchando frente a una multitud de personas que siguen atentos nuestros movimientos. Como quisiera que mi padre estuviera aquí o alguien de mi familia, eso me haría sentir muy feliz y más orgulloso de lo que ya estoy. Poco a poco y según lo planearon los comandantes, vamos regresando al lugar en donde empezamos la marcha, quedando formados frente a la tarima, justo frente a los altos mandos y de allí vamos pasando en fila india para recibir el fusil, los familiares que se hicieron presente en el batallón tendrán la oportunidad de hacer entrega del fusil a sus familiares reclutas, los reclutas que igual que yo no tienen un familiar presente para que haga la entrega del fusil, entonces recibiremos el fusil de manos de unas hermosas jovencitas de un colegio de la ciudad de Villavicencio y que amablemente aceptaron ser parte de la ceremonia. Bien es mi turno debo tomar mi fusil y regresar a mi lugar en la formación, pero extrañamente la chica que debe hacerme entrega del fusil se tarda un poco así que un militar cercano toma rápidamente el fusil y vigorosamente lo extiende para que yo lo tome, que mala suerte la mía, ya que mi familia no pudo venir tenía el consuelo de que alguna de estas hermosas chicas me entregara el fusil pero en fin qué m
ás da ya tengo mi fusil, un fusil galil calibre7.62 de fabricación israelí.
                      
Ahora regreso a mi lugar a esperar que los demás lo reciban luego lo guardaremos y saldremos a compartir con las familias bueno los que tuvieron la oportunidad de tener a sus familiares aquí el día de hoy, yo me quedare en el dormitorio el ver a mis compañeros con sus familias y no tener la mía cerca me entristece. Los últimos ya han recibido su fusil y ya están de regreso en la fila, mi coronel ordena al comandante de la compañía que nos lleve hacia el dormitorio para que guardemos los fusiles y salgamos a compartir con las familias.
Una vez guardamos los fusiles los dragoneantes nos ordenan formar para dirigirnos al área de visitas yo de inmediato solicito permiso para salir de la fila y explico que no deseo acudir a las visitas. El permiso me es concedido y me retiro al dormitorio, busco mi cama y me recuesto en ella pero solo unos minutos después de hacerlo
el flaco ingresa al dormitorio me dice que su mamá ha venido a visitarnos a los dos y que ha traído algunas cosas para mí pero estoy muy triste, hace unos minutos atrás el hecho de que mi familia estuviera lejos no me afectaba mucho pero ahora en la soledad de este inmenso dormitorio parezco derrumbarme ante la ausencia de mis seres queridos, nunca antes he estado separado de mi familia.  “El flaco me anima me diciendo: recuerda lo que dijo un día mamá que debemos regresar juntos o no regresar, eso  es porque para ella tu eres de la familia y mamá se sentirá muy mal si no sales a saludarla termino diciendo. Ahora sus palabras están teniendo un gran efecto en mi estado de ánimo, si tienes razón flaco vamos, respondí incorporándome casi de un salto. Nos estamos dirigiendo hacia el área de visitas, realmente hay mucha gente y aun así el  “el flaco” me señala un gran árbol y aunque está lejos puedo reconocer a la mamá de él, que está sentada junto a ese árbol, al acercarme, ella como siempre me abraza con gran cariño, pero de manera inesperada dos mujeres salen de detrás de aquel árbol y me alegría se desborda se trata de mis hermanas, la menor y la mayor, corro hacia ellas y las abrazo con fuerza esta sorpresa no me la esperaba y mi tristeza acaba por disiparse. Nos sentamos sobre el césped, hay muchas cosas que contar y el tiempo es realmente corto, mi padre me ha enviado una carta que me apresuro a guardar, la leeré más tarde en el momento apropiado. Mis hermanas han traído alimentos, la comida del batallón no es muy buena así que los alimentos traídos por mis hermanas me saben a gloria. Mis hermanas quieren saber cómo es mi vida en el ejército y como la he pasado, pero no voy a preocuparlas contándoles lo duro que ha sido este tiempo aquí, por el contrario invento historias maravillosas y les hablo de una gran camaradería que en realidad hasta el momento no existe entre nosotros los reclutas, pero el tiempo vuela y antes de poder terminar mis historias, el sonar de la corneta anuncia que el tiempo de visitas a terminado y los soldados encargados de mantener el orden en las visitas empiezan a indicarle a las familias que deben desalojar las instalaciones y dirigirse a la salida. Unos pocos minutos bastan para que el flaco y yo nos despidamos de nuestras visitas que se alejan y desaparecen entre la multitud, ahora estamos regresando hacia el dormitorio.
CONTINUARA
Proximo episodio TRES MESES DE MIERDA EL FINAL
En la proxima entrega les contare sobre el juramento de bandera, el final de los tres meses de mierda y el comienzo de la verdadera pesadilla.


lunes, 14 de noviembre de 2011

Tres Meses de Mierda Parte # 1

Tres meses de mierda

Es el tercer día de mi aventura  y me he enterado que una compañía está conformada por 275 soldados más los comandantes y aunque nosotros somos 150 también me entere que hoy llegaran los 125 reclutas que faltan para completar la compañía, mientras tanto estamos recibiendo instrucción teórica sobre armamento, pero el hambre y el sueño eternas compañeras de los reclutas ya están a punto de vencerme, lo único que me anima es que pronto será hora de la cena y quizás pueda escaparme y buscar algún rincón lejano donde dormir unos minutos y así recobrar energías para continuar, hasta ahora el entrenamiento no ha sido duro, excepto por las largas jornadas que se extienden desde las 4 y 15 AM hasta las 12 de la noche o una de la madrugada del día siguiente, sin embargo ya nos  han dicho que la próxima semana cuando ya se incorporen los reclutas que llegaran hoy, entonces  iniciara el verdadero entrenamiento y comeremos mierda al desayuno, al almuerzo, a la comida y un poco más antes de dormir, ha dicho el Teniente Amador, (encargado de nuestro entrenamiento
).

El dragoneante Bermeo, nos está explicando algunas de las reglas y normas que rigen a los militares, sin embargo es interrumpido por un gran alboroto que se origina en la plaza de armas, un dragoneante de apellido Martínez se aproxima corriendo y le indica al dragoneante Bermeo que debemos acudir a la plaza de armas por orden de mi capitán Ordoñez, ahora estamos en marcha hacia la plaza de armas, donde el alboroto continua, es similar al que escuche el día en que llegamos a estas instalaciones, al ingresar a la plaza lo primero que veo es un grupo de jóvenes vestidos de civil formados en el mismo lugar en que formamos nosotros cuando llegamos, ellos son la causa de tanto alboroto, es una situación que se repite una y otra vez, cada que ingresan o ingresamos reclutas nuevos.
formamos a un lado de ellos, ya los dragoneantes se apresuran a dar a cada uno de ellos su correspondiente dotación que igual que la que me dieron a mí  que consiste en: Una tula o bolsa verde para guardar las pertenencias,  un uniforme color crema, un par de camisetas verdes, tres calzoncillos horribles y  de color blanco, tres pares de medias,  unas botas, una faja o correa de lona y su hebilla,  una toalla o paño, unos tenis verdes, unas chanclas, crema dental, cepillo de dientes, papel higiénico, jabón de baño, talco para los pies, betún para las botas, cepillo para limpiar y brillar las botas y una crema para darle brillo a  la hebilla de la faja o correa.
Bien, mientras los dragoneantes hacen su trabajo mi capitán Ordoñez les da la bienvenida a los nuevos reclutas y dice que una vez terminen de entregar las dotaciones se integraran a la compañía y formaremos pelotones de 36 reclutas y se hará en orden alfabético. Una vez los dragoneantes terminan se inicia la conformación de los pelotones para lo cual nos llaman por lista en orden alfabético, así pues los primeros 36 de la lista han conformado el primer pelotón, los segundos 36 el segundo pelotón y así sucesivamente, mi nombre ya ha sido pronunciado y paso a formar parte del segundo pelotón, el llamado continua, mi pelotón ya está completo y “el flaco” no será parte de el.

Mientras esto sucede yo estoy pensando en encontrar la forma de comunicarme con mi familia para decirles donde estoy  y que estoy bien, deben estar preocupados por mí. Aqui no es fácil lograr un permiso para ir a llamar por teléfono y las filas son tan largas que el poco tiempo  que nos dan para ir a usar el teléfono se acaba  mucho antes de lograr llegar a la mitad de la enorme fila de soldados que esperan para comunicarse con sus familias.
La conformación de los pelotones ha concluido, “el flaco” ahora forma parte del quinto pelotón, lo que significa que tendremos menos tiempo para hablar.
Algunos soldados más antiguos o con mayor tiempo en el ejército, ya se dirigen al comedor para la cena en medio de un gran alboroto y haciendo sonar sus platos, mi capitán Ordoñez ordena prepararnos para pasar al comedor, algo que resulta  casi humillante pues debemos formar, después de esto pasamos en fila india a recibir los alimentos, preparados por soldados y servidos por ellos mismos de mala manera, luego pasamos al comedor en donde un oficial de rango teniente nos contabiliza el tiempo, son escasos 2 minutos lo que tenemos para ingerir los alimentos que realmente están calientes, el teniente se pasea con una regla de madera en su mano, al mismo tiempo que observa cada una de las mesas del comedor, esto resulta intimidante ya que sabemos que en determinado momento, el teniente se detendrá, señalara alguna de las mesas del comedor y dirá: voy a contar hasta diez y cuando termine no quiero ver a nadie en esa mesa, la cuenta comenzara y al terminar de contar los que aun queden en dicha mesa serán  golpeados con la regla de madera en sus nalgas o en sus brazos o espalda
como algunas veces ha sucedido, otros con más suerte logran en el último momento escapar entre las mesas del comedor sin recibir el castigo que parece ser  muy doloroso lo digo porque en las noches, los he oído quejarse del dolor y definitivamente no quiero vivir esa experiencia, lo mismo sucede en las mañanas al levantarnos, todo es contabilizado y muchos de nosotros a veces no logramos más que echarnos agua en el pelo porque el tiempo que nos dan es muy corto y cepillarnos los dientes es un sueño inalcanzable.  Pero aquí en el comedor parece ser demasiado tarde,  nuestra mesa ha sido señalada por el teniente y la cuenta ya está en marcha, así que me apresuro a terminar  de comer. La cena de hoy es arroz no muy bien cocido y ya que solo tenemos un plato, sobre el arroz  nos han servido una sopa de carne  que parece lava hirviente, pero no hay tiempo que perder, debo terminar mi cena o tendré que arrojarla a la basura ya que no se permite que los reclutas abandonemos el comedor llevando aun comida en los platos, pues una vez terminamos vamos saliendo a formar y allí esperamos a que los últimos terminen para dirigirnos luego a los baños, allí lavaremos los platos y los guardaremos, para después continuar con el entrenamiento nocturno, pero yo estoy decidido a escapar esta noche hacia la central de teléfonos para comunicarme con mi familia, debo aprovechar que en la noche el control sobre nosotros es mínimo y tengo que hacerlo tan pronto oscurezca pues la central de teléfonos se cierra a las 7: 30 de la noche y además debo ser descubierto o pagare las consecuencias. Un soldado más antiguo, con el que pude hablar en horas de la mañana mientras tomábamos 15 minutos de descanso, me ha dicho que por un poco de dinero él puede lograr que yo tenga un acceso rápido al teléfono y aunque mi situación
económica es crítica le dije que si y nos veremos  cerca de los teléfonos en unos 45 minutos. Pero las cosas no salen bien  en el comedor
la cuenta a llegado a su final y yo aún no termino, la mayoría de reclutas de esta mesa ya se han largado por temor a ser golpeados con la regla de madera y solo quedamos tres sentados a la mesa, es hora de escapar pero el teniente ya está sobre nosotros el instinto hace que salte sobre la mesa en una maniobra de destreza que no creí ser capaz de ejecutar y escabullo entre las mesas tan rápido como el rayo pero rodríguez uno de mis compañeros en la mesa no tuvo suerte el sonido de la regla al hacer contacto con su trasero seguido de su grito de dolor hacen eco en el comedor pero yo no me detengo rápidamente me mezclo entre los soldados que forman a fuera del comedor, estoy agitado y tembloroso mientras mi compañeros de pelotón no pueden parar de reír al ver lo que para ellos ha sido un divertido incidente, pero para mí ha sido un gran susto. Las risas se convierten en verdaderas carcajadas ahora que rodríguez se aproxima cojeando, con una mano agarrándose el trasero, con una expresión de gran dolor dibujada en su rostro y un par de lágrimas que aún son visibles en sus mejillas, en la otra mano sostiene su plato lo que me recuerda que en mi escape he dejado mi plato sobre la mesa y no será posible recuperarlo tendré que conseguir otro, lo cual se puede lograr con dinero que es lo que m
ás escasea en mis bolsillos en este momento.
 El incidente del comedor ha quedado atrás  ya hemos guardado los plato, el mío no porque lo perdí, ahora esperamos sentados en el césped a que lleguen los instructores para dar inicio al entrenamiento nocturno, esta noche veremos embarco y desembarco nocturno de operaciones elicoportadas, pero yo me perderé parte del entrenamiento para ejecutar mi operación teléfono, debo ir rápido y regresar sin que noten mi ausencia, en este momento nos encontramos en la parte de atrás del dormitorio, sentados sobre el césped, bajo grandes árboles que en el día prodigan una gran y fresca sombra, yo comienzo a retirarme poco a poco del grupo hacia un árbol que está a unos cinco metros y que pienso usar como escudo para mi escape, logro llegar a el y me deslizo suavemente atrás de el, ahora me arrastro sobre el césped, debo alcanzar una buena distancia que impida que los dragoneantes me descubran, pero luego de avanzar unos metros me detengo y miro hacia atrás pues siento que alguien me sigue y no me equivoco, alguien más tiene planes de escapar esta noche, pero no es el momento ni el lugar para averiguar de quien se trata, así que continuo con mi plan, no tardo mucho en alcanzar una distancia segura, me pongo en pie y me dirijo hacia el dispensario médico allí me veré con el soldado antiguo que prometió ayudarme para lograr llamar a mi familia, pero unos pasos atrás de mi me obligan a detenerme para ver, que se trata de cuatro reclutas de mi compañía que igual que yo han escapado, tres de ellos son de otros pelotones y solo quieren buscar un lugar donde recuperar un poco del sueño perdido, el otro es de mi pelotón, tiene el mismo apellido que yo pero le dicen  Cachipay, no sé porque. Él si se dirige a llamar, le explico lo de mi cita con el soldado antiguo, pero él me dice que conoce una forma de lograrlo y me promete que será más económica, me explica que el soldado antiguo es solo un intermediario y que el negociara directamente con el telefonista así pagaremos menos.
Nos dirigimos a los teléfonos y en efecto Cachipay se aproximó al telefonista y le hablo en voz muy baja, tan solo unos segundos después  estoy frente al telefonista pagándole de manera muy disimulada una cantidad muy mínima si la comparo con lo que me estaba cobrando aquel soldado antiguo, por fin ha llegado mi turno de pasar al teléfono, marco el número y al otro lado de la línea mi hermana la menor estala en alegría al escuchar mi voz, pronto toda la familia está reunida alrededor del teléfono puedo escuchar los gritos de alegría, todos quieren tomar el teléfono para hablarme, al cabo de unos minutos salgo de la cabina telefónica muy satisfecho he logrado hablar con mi familia ahora saben dónde estoy y que estoy bien, también me entere que ha habido derrumbes en la carretera y tardaran en repararla así que les he pedido que no se preocupen por venir a visitarme. Me dirijo al telefonista para cancelar el valor de mi llamada mientras me percato que Cachipay está en la otra cabina efectuando su llamada, lo espero y juntos emprendemos el camino de regreso a la compañía. Todo salió bien.

Han trascurrido un mes y quince días desde que llegue aquí, y tal como lo anunciara  hace unas semanas atrás mi teniente Amador, literalmente estamos comiendo mierda, los entrenamientos cada vez son más duros, desde muy temprano iniciamos con entrenamiento físico, bajo un fuerte sol, luego sin bañarnos continuamos con instrucción teórica, hasta el medio día, en la tarde nos enseñan a marchar, ya que en una semana se realizara la ceremonia de entrega de armas, allí nos entregaran a cada uno el fusil que nos acompañara durante todo el servicio militar, durante esta ceremonia debemos marchar al ritmo de la banda militar y debemos hacerlo de forma impecable
Hasta ahora no he recibido visitas de mi familia, la mamá del “flaco” ya vino en una ocasión y mi familia aprovecho su viaje para enviarme algunas cosas, los otros domingos que no hemos tenido visita, los pasamos dando vueltas por el batallón, la mayoría de nosotros ya no tiene dinero para comprarnos ni siquiera un fresco así que ante la sed que produce este calor infernal, tenemos que caminar hasta un pequeño riachuelo que pasa a unos 70 metros de nuestro dormitorio, aunque extrañamente su agua es cristalina en el fondo de él se puede ver gran cantidad de basura y desechos de comida pues en el caen todas las aguas y desechos del comedor de tropas, por esa razón nos han prohibido beber agua de el, pero no tenemos otra opción el agua es muy escaza aquí. Otra cosa a la que he tenido que acostumbrarme es a los constantes robos entre nosotros mismos ya varias veces me han robado la sabana y la toalla y he tenido que conseguirlas por la misma vía, también se dan muchas peleas, yo ya he tenido unas cuantas y la última vez no me fue nada bien, me enfrente a golpes con un soldado al que apodan Pajuelo, asi se le dice a quien se masturba mucho, pero en realidad le dicen así por su aspecto no porque a alguien le conste, es que es exageradamente flaco, un agresivo acné le cubre toda su cara y siempre lleva su uniforme echo un desastre , la pelea se originó porque me llamo negro marica, yo soy negro, de contextura gruesa y un metro setenta y uno de estatura y ante esta ofensa pensé para mí mismo que no me tomaría más de unos cuantos segundos darle su merecido al debilucho Pajuelo, valla error más grande el mío pues mi exceso de confianza y las fabulosas habilidades para pelear del soldado Pajuelo no solo me dejaron una gran enseñanza “no debes subestimar a tu oponente” sino que también me han dejado un ojo inflamado y un gran recuerdo ya que aunque ha pasado más de una semana desde entonces aún me duele la mandíbula cuando voy a comer……….
Continuara.................

jueves, 10 de noviembre de 2011

El infiltrado

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17 de septiembre 1991.

La noche ha sido  larga y el sueño estuvo esquivo. Hoy  debo presentarme para ingresar al ejercito,  El día anterior hable con mi padre.
él no está seguro de si debo o no debo ir y se ha ofrecido a usar su discapacidad para
interceder por mí y así evitar que yo valla al ejército, ya que soy el menor de ocho hermanos, cuatro hombres y cuatro mujeres  y, el único que está a punto de ir al ejército, mi padre sufrió de cáncer en su pierna izquierda y se la amputaron, pero no acepte su bondadosa oferta, además unos días atrás supe que el flaco, hijo de mi vecina la que vive en el piso de abajo, también fue reclutado y partiremos juntos en menos de una hora, para encontrarnos con guillo.
 Alguien  se dirigen a mi puerta y seguido toca, me levanto para ver, es mi padre quien se apresura a preguntar ¿aun estas decidido a irte? Si, respondí, iré a bañarme para vestirme y partir.
He terminado de bañarme y mi hermana la menor de las mujeres ha preparado el desayuno, mientras tanto los demás  miembros ya se han levantado para despedirme, vivimos en Kennedy al sur de la ciudad y aunque el batallón queda cerca, acordamos que nos despediríamos en  casa y yo partiría con el flaco. Termino mi desayuno  y  ha llegado la hora de partir, los abrazos y los deseo de buena suerte se hacen presentes, cada abrazo es una sensación de “no nos volveremos a ver” que yo mismo hago mía. Por  estos días los noticieros están abarrotados de noticias de soldados y policías asesinados en combate o en cruentas emboscadas que tiñen de luto a muchas familias.
Tomo mi viejo bolso de ir al trabajo, donde el día anterior empaque las cosas que llevare, tenis viejos, igual la ropa, (algunos conocedores del tema militar me dijeron que allí los más antiguos le roban a los que recién ingresan) así que tome precauciones. Me dirijo a la puerta pero mi padre, ooh mi padre viejo sabio, cristiano desde que tengo memoria, me espera con un regalo de oro una Santa Biblia y me dice: léela y ora al señor para que te cuide y te traiga de regreso sano y salvo, yo  te llevare en mis oraciones cada día, dios te bendiga hijo. Amen, fue mi respuesta.
Me reúno con el flaco “en el primer piso, su madre y su hermana irán con nosotros para despedirle en la puerta del batallón.
 Una vez en la entrada del batallón, nos abrimos paso entre una gran multitud  de jóvenes que han sido reclutados y sus familiares, al tiempo que tratamos de encontrar a guillo pero es imposible verlo. Una vez en la entrada los jóvenes y sus familias se despiden entre lágrimas y abrazos, el flaco no es la excepción, abraza a su hermana y luego a su  mamá, esta última rompe en llanto mientras  su hermana me abraza y se despide, ahora su mamá se despide de mi con un fuerte abrazo se retira, toma mi mano y la de su hijo, me mira y me dice: no regreses sin mi hijo, mira a su hijo y continua, ni tu regreses sin el (refiriéndose a mí ), regresan los dos o no regresen.


Un militar nos interrumpe y nos apresura para que entremos, adentro el ambiente esta agitado los militares van de un lado a otro casi que corriendo, otro militar con un megáfono nos indica que vallamos  hacia él, está ubicado en un enorme campo y allí están alineadas y clavadas con estacas todas las letras del abecedario, nos dice que hagamos una fila cada uno detrás de la letra que corresponde a la primera letra de nuestro primer apellido, mientras formamos unos murmullos que pronto se convierten en carcajadas hacen que las miradas se dirijan hacia un mismo lugar o mejor hacia una misma persona, si es guillo que acaba de llegar, él es el motivo de las risas y el alboroto, pues es de campo, hace muy poco llego a la capital y aun viste pantalones bota campana y camisas con flores lo que en esta época resulta gracioso   para la gente de la gran ciudad, pero no para mí que hace poco deje de usarlos (eran muy baratos en la plaza España un lugar de compra y venta de ropa usada  y zapatos, en la escuela se burlaban de mí, de mi ropa pero nunca le di importancia sabia el sacrificio que hacían mamá y papá para comprarla), en fin ese es guillo y tampoco parece importarle, vino directo hacia mí y lo presente con el flaco después tuvo que irse su apellido lo llevo a ubicarse entre las ultimas letras del ABC, el “flaco” está muy cerca de mí a unas tres letras y aprovechamos para hablar y hacer amigos mientras nos llevan de un lugar a otro verificando los datos y haciendo nuevos exámenes como la vez anterior.

El tiempo parece volar, son las 4 pm, el militar del megáfono regresa esta vez con algunos documentos en su mano y dice: estamos listos señores ahora serán transportados a Villavicencio    ( la capital del departamento del Meta ) allí formaran parte del batallón aerotransportado numero veinte General Serviez, siéntense mientras llega su capitán, luego pregunta por mi nombre yo me levanto y respondo soy yo señor, me hace una señal con su mano para que me acerque y luego me conduce hacia una habitación donde un militar más joven espera, se dirige a él y dice: es el mi teniente, un frio recorre mi cuerpo y permanezco inmóvil, el joven militar me mira y pregunta: ¿Qué edad tiene usted? ,17 le respondo, usted no sirve replico, PM grito de seguido. Y un militar entro en carrera y exclamo: ¿que ordena mi teniente?, lleve a este muchacho hasta la puerta de salida, yo me apresure y dije casi que preguntando: ¿pero me hicieron exámenes y dijeron que estaba acto? Si pero es menor de edad se debe tener 18 años cumplidos o más para ingresar al ejército, acompáñelo soldado, termino diciendo. No lo puedo creer ya me había hecho a la idea de que me iría.

El soldado y yo caminamos hacia la salida pero a escasos 15 metros de la puerta un grupo de soldados viene entrando  y se detienen junto a mi escolta a comentar algo que les resulta divertido pues ríen hablan y vuelven a reír,  yo camino unos 5 metros y me siento en la acera junto a un bote de la basura, ellos continúan su conversación  y al cabo de unos minutos el grupo sigue su camino y el soldado que me escoltaba también se regresa con ellos. ¿Se le habrá olvidado su misión? No sé pero aquí estoy yo y nadie a mí alrededor parece notar mi presencia, una idea repentina se pasa por mi mente, si, regresar y colarme entre los seleccionados, pero ¿si me descubren? Creo que es mi destino pensé  y sin pensarlo más ya estoy de regreso. Mis recientes amigos y el flaco aún permanecen sentados a la espera del capitán, no hay militares cerca todo es perfecto para mi plan, me acerco con cautela hasta el grupo y me ubico cerca del flaco que me mira con sorpresa, le explico la situación y mi idea de colarme pero no tuvo tiempo de responder nada, la vos del militar del megáfono nos hace poner en pie, junto a él está otro militar al que él llama capitán,  de similar edad pero sus canas lo hacen ver un poco más viejo, lo acompaña un joven vestido con un uniforme color beige  mismo que se apresta a llamarnos por lista, mis planes se ven frustrados porque mi nombre no está en esa lista, pero el capitán le interrumpe y dice: no tenemos tiempo un avión nos espera, que suban a los autobuses nos vamos, se despide del militar del megáfono , nos dirigimos a los buses, el destino se alió con migo.
Ahora nos dirigimos  a un aeropuerto no se cual, algunos sacan la cabeza por la ventana del bus  y gritan
: adiós a la civil adiós, todo es risa y alegría pero yo estoy pensando, ¿qué va a pasar cuando se den cuenta, me castigaran, iré preso o algo así?
El viaje ha sido corto estamos en el aeropuerto y realmente el tiempo es oro  estamos pasando directamente del autobús al avión, este será mi primer vuelo estoy nervioso y a la vez emocionado.
El avión no es lo que esperaba parece un avión de carga, pero bueno aquí estoy despegando hacia una aventura desconocida.
 el vuelo tarda escasos veinte minutos y descendemos en otro aeropuerto no sé cómo se llama, hay militares esperándonos nos dividen en varios grupos y ahora estamos en marcha por una calle de lo que parece un vecindario, uno de nosotros pregunta a un soldado que nos acompaña como se  llama este lugar y el responde  que es la base aérea de Apiay Y que nos dirigimos al batallón serviez que está a  unos  800 metros más adelante y en efecto no caminamos mucho y ya estamos entrando en un inmenso batallón cientos de militares salen para vernos y gritan cosas como
: llegaron botas nuevas, reclutas mal olientes, pecuecudos y cosas así pero en realidad no entiendo el significado.
estamos avanzando por una plaza o patio enorme en uno de los extremos de la misma hay  varios militares perfectamente formados y hacia allí nos dirigimos, nos hacen formar y el capitán nos da la bienvenida  y se presenta, solo le llamare el capitán Ordoñez, de inmediato se dio vuelta hacia los militares que forman detrás de él y ordeno
:  dragoneantes ustedes se encargan de repartirle a los reclutas cada uno de los implementos que están en aquellos bultos y señalo  hacia su izquierda
y efectivamente  allí habían una gran cantidad de bultos de color blanco, y agrego son las 5 deben terminar antes de las 6 para que los reclutas pasen al rancho de tropa a comer, los dragoneantes, que ya el capitán nos ha explicado que
(son soldados con rango a los cuales debemos respetar), se ponen manos a la obra. Empiezan por darnos a cada uno, una tula o bolsa grande de color verde y nos explican que es donde debemos guardar todas nuestras pertenencias y los implementos que ellos nos darán a continuación, pero antes de  llegar al último soldado, las tulas se acaban y el ultimo no recibe, esto es informado al capitán pero este no le da importancia, dice que luego conseguirán una para ese recluta. Continúan ahora entregándonos una toalla a cada uno pero igual que con las tulas para el ultimo no hubo toalla, el capitán es informado pero sigue sin inmutarse, ahora nos dan un uniforme a cada uno y la situación se repite, de nuevo falta un uniforme, esta vez los dragoneantes se miran entre si y parecen temerosos, al fin uno de ellos se decide e informa al capitán, quien se dirige hacia nosotros y enojado grita: que hijueputas, ¿se robaron una dotación entonces? No mi capitán respondió un dragoneante todo está completo yo mismo conté las dotaciones ¿y entonces? Repuso el capitán, no se dijo el dragoneante, cuenten de nuevo o miren a ver a quien le dieron doble dotación. Los dragoneantes están  contándonos y los nervios empiezan  a hacer de mí  su presa, esto hará que me descubran, los dragoneantes murmuran entre si y vuelven a contar una y otra vez y uno de ellos se apresura a gritar mi capitán, mi capitán hay un recluta demás, el capitán se apersona de la situación y ahora estoy más nervioso, el capitán cuenta y al terminar pide  que le traigan la lista de reclutamiento una vez lista en mano dice voy a llamarlos por su nombre y se van a ubicar al otro extremo de la plaza de armas así se refirió a ese gran patio, el capitán pronuncia el primer nombre y un recluta abandona el grupo caminando hacia el otro extremo de la plaza, póngase al trote hijueputa que está en el ejército recluta: grito el capitán, el recluta ahora corre rápidamente hacia el lugar señalado mientras mi corazón empieza a palpitar más y más con cada nombre que pronuncia el capitán, porque sé que mi nombre no está en esa lista. El capitán sigue nombrando y cada vez quedamos menos en el grupo, la mayoría ya han ido al otro extremo de la plaza, la lista ahora se reduce a dos y uno de ellos soy yo, ya no estoy nervioso, en realidad ahora estoy temblando, el capitán  nos mira fijamente y  dice sonriente: solo queda un nombre en la lista y hay dos reclutas, ¿quién es el infiltrado?  Pregunta, pero nadie responde. Ahora el capitán hace caminatas cortas de un lado a otro y nos mira, pronto se detiene, mira de nuevo la lista, mi corazón parece detenerse, mi nombre no está ahí, mi nombre no está ahí, es la voz en mi interior, que se ve interrumpida por la voz del capitán, quien pronuncia el ultimo nombre y no es el mío, el recluta a mi lado corre tan rápido como si acabara de salvar su vida, mientras tanto yo permanezco inmóvil con la mirada hacia el piso de aquella plaza. El capitán se acerca y me pregunta: ¿quién es usted? Le digo mi nombre y el pregunta: ¿cómo llego aquí o como hizo?, tomo un respiro y le cuento mi historia y al terminar agrego: mi capitán, quiero quedarme en el ejército deme una oportunidad, escuche lo que vamos a hacer: dice el capitán, usted se va a quedar cinco días aquí, si en esos cinco días alguno de esos reclutas presenta algún problema o discapacidad  que le impida desempeñarse como soldado, usted se queda, pero sino tendrá que regresar a su casa por sus propios medios, ¿está de acuerdo?, si mi capitán, gracias, respondí.
Han pasado dos días  sin mucho  para contar, excepto que he estado dando vueltas por ahí, mientras los reclutas a los cuales por ahora no pertenezco, ya pasaron por la peluquería y ahora lucen corte militar. Gracias a la ayuda de los dragoneantes he podido conseguir comida, pero empiezo a aburrirme, ahora estoy en la sala de televisión del batallón, tengo muy poco dinero y debo ahorrarlo por si tengo que regresar,
al flaco lo veo a veces pero es muy poco lo que podemos hablar, porque nos acostamos a las doce o una de la madrugada y nos levantan a las cuatro y cuarto, de guillo, no sé nada, parece que no quedo en este grupo.
 Un dragoneante entra deprisa en la sala de televisión y me indica que debo presentarme con el capitán, lo hago con rapidez, el capitán espera cerca a la entrada del dormitorio, me acero  y pregunto
: ¿me necesita mi capitán?, primero: responde el capitán,  no se dice, ¿me necesita mi capitán? Se dice: ¿que ordena mi capitán?, mientras tanto está tomando una tula con implementos que ahora está lanzando hacia mí y continua,  unifórmese y únase a la compañía de reclutas, dijo,  al tiempo que con un gesto de su boca me señala a los reclutas, que bajo el inclemente sol de aquella región, están haciendo ejercicios bañados en sudor. Bienvenido a la milicia recluta, concluyo y se marchó. No sé qué paso pero ahora soy parte del ejército de Colombia, estoy tan feliz y emocionado, que no me importa el sol ni el calor, estoy mudándome de prisa, para unirme a los reclutas, a mi compañía.